El Lado femenino de DiosY comenz� a sonar el Ave Mar�a.Debian de ser las seis de la tarde, la hora del �ngelus, la hora en que la luz y las tinieblas se mezclaban. El sonido del �rgano resonaba en la iglesia vac�a, se mezclaba con las piedras y las imagenes llenas de historias y de fe. Cerr� los ojos, y deje que la musica se mezclase tambien conmigo, y me lavase el alma de miedos y culpas, y me hiciese recordar siempre que yo era mejor de lo que pensaba, m�s furte de lo que cre�a. Sent� una enorme necesidad de rezar; era la primera vez que eso ocurr�a desde que me habia apartado del camino de la fe. Aunque yo me hab�a sentado en el banco, mi alma estaba arrodillada a los pies de aquella Se�ora que ten�a delante, la mujer que dijo: ::s�:: cuando pod�a haber dicho no, y el �ngel buscar�a a otra y no hab�a ning�n pecado a los ojos del Se�or, porque Dios conoce a fondo la debilidad de sus hijos. Pero ella dijo: ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que cuando sintio que recib�a, junto con las palabras del �ngel, todo el dolor y el sufrimiento de su destino; y los ojos de su coraz�n pudieron vislumbrar al hijo amado que sal�a de la casa, a las personas que lo segu�an y que luego lo negaban, pero ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que cuando en el momento m�s sagrado de la vida de una mujer, tuvo que mezclarse con los animales de un establo para dar a luz, porque as� lo quer�a las Escrituras, ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que cuando, acongojada, buscaba a su hijo por las calles, y lo encontr� en el templo. Y �l pidi� que no lo perturbase, porque necesitaba cumplir otros deberes y otras tareas, ::h�gase tu voluntad:: sabiendo que lo seguir�a buscando durante el resto de sus d�as, con el corazon traspasado por el pu�al del dolor, temiendo a cada minuto por su vida, sabiendo que estaba perseguido y amenazado, ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que cuando, al encontrarlo en medio de la multitud, no habia podido acercarse, ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que, cuando envi� a alguien para avisarle que ella estaba all�, el hijo mand� decirle que mi madre y mis hermanos son estos que estan conmigo ::h�gase tu voluntad:: lo mismo que cuando todos huyeron al final, y s�lo ella, otra mujer y uno de ellos se hab�an quedado a los pies de la cruz, soportando la risa de los enemigos y la cobard�a de los amigos, ::h�gase tu voluntad:: H�gase tu voluntad, Se�or. Porque T� conoces la flaqueza de coraz�n de Tus hijos, y s�lo das a cada uno un peso que pueda cargar. Que T� entiendas mi amor, porque es la �nica cosa que tengo realmente m�a, la �nica cosa que podr� llevar a la otra vida. Haz que se conserve valiente y puro, capaz de seguir vivo, a pesar de los abismo y de las trampas del mundo. por: Paulo Coelho |
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